Siempre que me siento a escribir el Cafecito, abro una página en blanco; no veo un espacio vacío, veo un mar de oportunidades. Siento dentro de mí la magia de los nuevos comienzos. Tengo una mezcla de ilusión con miedo, energías renovadas, pero también muchas dudas silenciosas. ¿Sobre qué debo escribir? ¿Será que si le doy este enfoque…? Tengo el privilegio de elegir, a mi parecer, a mi conveniencia.
Este es el comienzo del Cafecito, donde la ilusión le ganó al miedo. Pero, ¿qué hacer cuando este y las dudas le ganan a la ilusión? ¿Por dónde empezar cuando los comienzos son forzados? ¿Cuándo, en vez de avanzar, quisiéramos retroceder?
La verdad es que muchos comienzos no llegan con la emoción de lo nuevo, sino con el peso de lo inevitable. El despido de un trabajo, el final de una relación, un cambio de hogar. Muchos comienzos son la consecuencia del final de algo más, enfrentándonos a la incertidumbre, a caminar sobre un nuevo terreno donde no existe GPS. Pero la verdad también es que, por más nublada que tengamos la vista, a los comienzos no les podemos robar su definición. Aunque hoy no lo puedas ver, esconden dentro de sí una energía transformadora, traen oportunidades, están cargados de experiencias que enriquecerán la vida. Ojalá todos tuviéramos el poder de ver la vida en retrospectiva; le sonreiríamos a las dudas. Sabríamos que las tormentas también fueron vientos que empujaron el barco a puerto.
La psicología nos demuestra cómo los comienzos afectan nuestra mente y nuestra motivación. Y aunque es cierto que activan tanto la emoción como el estrés, también traen consigo El Efecto de los Nuevos Comienzos. Este nos dice que los hitos personales (como un cumpleaños, el inicio de un mes o un lunes) nos dan un impulso psicológico para hacer cambios positivos porque nos permiten «borrar cuentas» con el pasado. ¿Quién no ha sentido el impulso de empezar la dieta el primero de enero? ¿O de comenzar a meditar el próximo lunes? ¿O de cambiar de estrategia el primero del siguiente mes? Los comienzos nos ayudan a tener metas más ambiciosas, nos impulsan a soñar.
Y ya que hablábamos de superpoderes, me encantaría tener el de crear nuevos comienzos en un día cualquiera. Me pregunto… ¿se podría activar El Efecto de los Nuevos Comienzos en medio de la rutina? ¿Podría recrearlo? Tal vez le diría a mi mente: hoy vamos a empezar a trabajar en ti. Me iría a comprar un cuaderno nuevo, con resaltadores de colores, con lápiz y borrador. Y tal vez escribiría en la primera página: Tatiana – El Comienzo de mi Autoconocimiento.
Y ese día, un día cualquiera, justo en medio del camino, activé el efecto de un mar de oportunidades, nuevos retos y experiencias. Me regalé la magia de lo nuevo.
Sin darnos cuenta, todos los días son nuevos comienzos y cada instante lo podemos convertir en una página en blanco, cargada de magia, como la del Cafecito.
Por eso, cuando estés en un final, enfócate en el comienzo.