A veces toca tomarse un café con una de esas personas que vienen con magia para darse cuenta de los mensajes que te manda la vida.

Más que su sabor, me conquista su ritual; el arte de vivir la vida despacito.

Para ser feliz, debes tener claro tu propósito en la vida.

Sé exactamente qué me voy a poner para el evento de la tarde y ya dejé organizado lo que se hará de almuerzo.

Sería un placer tomarme un cafecito con cada uno de ustedes, para que cada quien lo pida a su manera, aunque me mires raro cuando yo lo pida descafeinado

Un miércoles por la mañana, con el café en la mano, interiorizo la frase de este maestro, que hace explotar el hemisferio izquierdo de mi cerebro.

Estas dos palabras, aunque mejores amigas, no tienen el mismo significado. La disciplina nos habla de seguir normas, hábitos y estructuras.

Diciembre tiene más contrastes que el sol y la luna. Un mes donde se acolita el goce, el trabajo a medias y el martes social… con 5 vinitos de más.

Abrirle la puerta a una conversación de religión es casi tan delicado como dar consejos de maternidad; como dicen, toca hacerlo «con pinzas».

Estoy tomándome mi cafecito en el sofá de mi casa esperando el momento perfecto para lanzar mi nueva marca.